8 de septiembre de 2007

Bricolage

No debería mirarme ahí. Es un mal espejo. Me veo fea y sé muy bien que no lo soy. Pero que le voy a hacer…es otra puñalada trapera, como siempre. La muy hija de puta nunca me viene de frente, elige siempre el momento en el que camino distraída, admirando bobamente los rayos de sol en mis pestañas, esos instantes en los que incluso pienso que soy idiota...o que quizás sólo estoy feliz, no sé. Entonces, me muerde la oreja. Si, eso, la oreja. Lo suficientemente fuerte para que me duela. Pero no me deja marcas, nunca. Iría contra su casi neurótico sentido de la prolijidad. Además, ella está muy orgullosa de su coherencia, o al menos se lo he oído decir muchas veces.
De todas formas, ya no me molesta más cuando me despierto (no diré “en las mañanas” porque eso sería una completa mentira) y eso es bueno…creo. ¿O no? La verdad es que me siento rara, lo confieso. Porque ahora sé que no soy fea. Y que el problema es el espejo. Ah sí, eso y las mordeduras, que no puedo esquivar. Pero al menos debería acostumbrarme lo suficiente como para ya no sentir el dolor. Mejor dicho: sentir, lo que se dice sentir, lo voy a sentir siempre, no debería importarme. Ahí está.
Pasa que recién estoy aprendiendo a coser. Yo antes solía simplemente pegar las cosas que se rompían, pero la humedad, el calor e infinitas cuestiones fisicoquímicas que no pormenorizaré hacían que las partes terminaran desprendiéndose las unas de las otras. Pero después me di cuenta de que la aguja y el hilo eran una opción más acertada, porque si el hilo se moja no le pasa nada, porque es resistente al calor y a muchas cosas más, y porque para separar las partes cosidas hace falta una mayor inversión de tiempo y esfuerzo (y la gente, generalmente, es perezosa, eso también lo aprendí, pero hace mucho). Entonces, ahora empecé a coser, no muy bien, pero voy mejorando la técnica de a poco, a fuerza de práctica. Y las cosas quedan mejor que con pegamento. Y se ven más lindas. Como yo, que no soy fea.
Entonces, estoy adquiriendo de a poco la segura idea de que, en el caso eventual en que la mordedura resulte demasiado fuerte, si la práctica constante da sus frutos, me voy a poder coser el pedazo que me sea arrancado. Y voy a quedar como nueva, no se va a notar prácticamente nada. Cuando me figuro eso, me siento casi tranquila. Y de nuevo pienso que soy idiota…o que quizás sólo estoy feliz, no sé.

3 comentarios:

Abçurdo Matias dijo...

...aquí estoy! gracias, perfectas las direcciones!

por si necesitas, ante una calamidad, encontré hilo de lluvia en el bordado de encuadernación de mis libros de las Obras Completas de J. W. von Goethe, y estaría dispuesto a regalarte lo que necesites por si alguna vez tu espejo se raja; solamente el hilo de lluvia sana esta desgracia. A tu disposción entonces.

Un Beso Grande!!! ah, si tienes "suerte" y te cruzas con Adriancito, le avisas que estoy aguardando su Ok para hacerle la copia del dvd de Dimmu Borgir? Danke!

Abçurdo Matias dijo...

me olvidaba! para sanar partes del cuerpo, en este caso tu oreja, existe un ovillo de coágulos de sangre hilado junto a hebras de césped. En los Campos de Prisioneros se aprenden ciertos modos de curación, aunque difícilmente se alcanza hallar estos objetos nigrománticos; pero con cierta astucia, uno encuentra lo que necesita. Actualmente no dispongo de este ovillo, además me extirparon un ojo y siento una extraña dificultad en mis "sentidos".

Hasta Pronto! te veo en mi Blog?

Serj Alexander Iturbe dijo...

Sí, es que sos idiota.
Nada que hacer...