25 de enero de 2008

Lysergik funeral procession


There's no point in asking
You'll get no reply
Oh, just remember
I don't decide

I got no reason
It's all too much
You'll always find us
Out to lunch

Oh, we're so pretty
Oh, so pretty
We're vacant


9 de enero de 2008

Peace, love, empathy

[Officer Levandowski states the witnesses came to do some work on the victim’s residence this morning and observed the victim lying on the floor of the greenhouse above the detached garage of the residence. SFD broke the west side French door to gain access and visually determined that the victim was obviously dead.]

Acabo de pintarme las uñas de negro y no puedo ni mirármelas. Es que me recuerdan demasiado a esa persona que transitaba los meses invernales intoxicándose voluntariamente, picándose con venenos producidos por alquimias ajenas e inyectados por jeringas pagadas de su propio bolsillo, en fin, suicidándose por defecto. Y temo que el hecho de volver a vestir el luto ungular sea una claudicación cosmética que, patinando en los cristales esmerilados de la frivolidad, esté apuntando hacia una sinécdoque lovecraftiana: la que oculta mi logos minado una vez más por la más mutante de las inmunodeficiencias…

[Levandowski secured the area and waited for response by Patrol supervisors and homicide. He has some knowledge of the victim and has been to the residence on a prior occasion. He is also aware that the victim is AWOL from a drug treatment center in Los Angeles and that his family had filed a missing person report with SPD. The family’s fear was that the victim was suicidal and he had recently bought a shotgun.]

Y así, vulnerable a discursividades genéticamente manipuladas, hago girar entre mis uñas negras una soledad que es de las que no se buscan, ni se piden, ni se pueden disolver en destilados de naturaleza monocromática. Esa píldora que ha perdido impulso en mi tráquea me obliga a montar una intervención invasiva a base de tabaco aspirado en dosis continuas y maquinales. Vegetales secos mixturados con porquerías manufacturadas en cataplasma de saliva, creando de a poco un cráter en la garganta que me permita respirar…

[The victim is found on the floor lying on his back with his head to the west and feet to the east. There is a large drying puddle of blood to the left of the victim and obvious trauma to his head. There is a Remington M-11 20 gauge shotgun between the victim’s legs with the barrel pointed towards his head and his left hand wrapped around the barrel.]

Pero, claro, con la traqueotomía improvisada llega la conciencia de vida. Y lo menos que quiero en este momento es acordarme de mi propia animación, de los ríos de libido que se secaron para dejar la marca de sus cauces en cada uno de los paisajes epidérmicos donde alcanzo a posar los ojos. Tanta palabrería inútil para transmitir un significado lacónico: me han mentido. Me arrastraron acá mediante engaños de la más baja calaña, de esos que solo se le hacen a niños pequeños, y este lugar no es para nada bonito. Dios sabe lo mucho que he intentado tomarme el palo, pero el peso del gatillo me fracturó el dedo y ya no puedo hacer mucho más. Sólo me queda pensar en nuestras columnas vertebrales desviadas, unidas en un abrazo, como serpientes caduceicas…

[Dr. Hartshorne will be conducting the initial examination of the victim. Dr. Hartshorne takes his photographs and then begins the on scene examination of the victim. Dr. Hartshorne states that the damage to the interior of the mouth indicates the shot was taken in the mouth. He notes there are puncture marks on the inside of the left and right elbows.]

“El peor crimen no es fingir, el peor crimen es irse”, dijo ella, en un lamento que dibujaba flechas más hacia el orgullo que hacia la angustia. Sí, era una perra. Una yonqui inmunda y manipuladora. Pero la entiendo. Como también lo entiendo a él, poniendo sus últimos retazos de confianza en ese boleto metálico y rígido que lo llevaría lo más lejos posible de todo aquello. Y él te hubiera entendido a vos, después de todo, son algo así como siameses unidos por el ethos. Pensándolo bien, todos hubiéramos podido ser buenos amigos. Pero nuestros cuerpos ya han golpeado, cada uno a su manera, el piso del invernadero.

Fiodor Dostoievsky - El jugador (Fragmento)

- Perdóneme - le respondí - pero se puede discutir qué es peor: la extravagancia rusa o el procedimiento germánico de amasar fortundas con el trabajo duro.
- ¡Qué idea tan idiota! - exclamó el general.
- ¡Qué idea tan rusa! - exclamó el francés.
Yo me reía y me moría de ganas de hacerlos enojar.
- Preferiría permanecer toda mi vida en una tienda de kirguises - exclamé - que adorar al ídolo alemán.
- ¿A qué ídolo? - gritó el general casi furioso.
- A la capacidad alemana de enriquecerse. Estoy aquí desde hace muy poco tiempo y, sin embargo, lo poco que veo hace sublevar mi naturaleza tártara. ¡Qué virtudes! Ayer recorrí unos diez kilómetros por los alrededores. Bien, es exactamente lo mismo que en esos pequeños libros alemanes ilustrados que tratan sobre moral; todas las casas tienen aquí su padre, su Vater, virtuoso y honrado. Tan honrado que uno no se atreve a hablar con él. Por la noche toda la familia lee obras edificantes. En torno de la casita se oye el silbido del viento sobre los olmos y los castaños. El sol poniente dora el tejado donde se para la cigüeña, espectáculo poético y conmovedor. Recuerdo que mi difunto padre nos leía por la noche, a mi madre y a mí, libros muy semejantes, también bajo los tilos del jardín...juzgo con conocimiento de causa. Pues bien, aquí parece que cada familia se halla en la servidumbre, sometida al Vater. Cuando el Vater ha reunido cierta suma, manifiesta su intención de transmitir a su hijo mayor su oficio o las tierras. Con eso se le niega la dote a una hija que queda condenada al celibato. El hijo menor debe buscar empleo o trabajar como sea, y sus ganancias van a engrosar el capital paterno. Sí, esto se hace aquí, estoy bien informado. Y todo ello no tiene otra causa que la honradez, una honradez llevada al extremo, y el hijo menor se imagina que es por honradez que se le explota. ¿No es esto un ideal, cuando la víctima se regocija de ser llevada al sacrificio? ¿Y después? El hijo mayor no es mucho más feliz. Tiene en alguna parte una Amalchen, la elegida de su corazón, pero no puede casarse con ella porque hace falta una determinada suma de dinero. Ellos también esperan por no faltar a la honradez y van al sacrificio sonriendo. Las mejillas de Amalchen se agrietan, la pobre muchacha se marchita. Finalmente, luego de veinte años, la fortuna ha aumentado, los florines han sido virtuosamente adquiridos. Entonces el Vater bendice la unión de su hijo mayor de ya cuarenta años con Amalchen, joven muchacha de sólo treinta y cinco, con el pecho hundido y la nariz roja. En esta ocasión vierte lágrimas, predica la moral y exhala a veces el último suspiro. El hijo mayor se convierte entonces en un virtuoso Vater y vuelta a empezar. Dentro de cincuenta o sesenta años, el nieto del Vater conseguirá un cuantioso capital y lo transmitirá a su hijo; éste al suyo y después de cinco o seis generaciones, aparece, por fin, el barón de Rothschild, Hope y Compañía o Dios sabe qué. ¿No es acaso un espectáculo grandioso? He aquí el resultado de uno o dos siglos de trabajo, de esfuerzo, de honradez, he aquí a dónde lleva la severidad, la economía, el cálculo, la cigüeña sobre el tejado. ¿Qué más se puede pedir? Más alto que esto ya no hay nada, y esos ejemplos de virtud juzgan al mundo entero condenando a aquellos que no los siguen. Pues bien, yo prefiero más divertirme a la rusa o intentar enriquecerme en la ruleta. No quiero ser Hope y Compañia al cabo de cinco generaciones. Tengo necesidad de dinero para mí mismo y no me considero un apéndice necesario del capital. Ya sé que exagero un poco, pero me alegra que esto sea lo que creo.