Latidos en la espalda.
La milésima parte de una gota que descansa
entre los dientes de alguien que no conozco
En ese lugar (sé muy bien dónde)
germina un nido, siento su humedad
ondeando entre las luces celestiales
Mientras, vigilo las escalinatas del museo,
y llueven
cataratas liliputienses
que duermen su brillo opaco
sobre el metal del fusil.
23 de enero de 2012
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