No hay reyes ni reinas. Pero sí iglúes que intento disfrazar como palacios. El hielo... en el hielo me veo. Y no hay reyes ni reinas. Hermosa, sentada en un trono de pieles de lobo. Todos te tenían miedo. Nunca lo creíste y acá estás, mientras los visitantes entran de a uno para maquillarte el rostro con nieve.
Hay huellas que vienen del norte. Desde el lugar en el que aterricé hace ya miles de años. Pero ya no puedo seguirlas, siempre que trato de salir, la noche me extravía, me deglute. Reyes. Reinas. Yo... soy sólo un animal.
10 de abril de 2010
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