Cuando el viento aplastó mi brazo derecho contra el poste de madera, dejé de sentir todo excepto las astillas. Como cuando un chupetín redondo se rompe bajo los dientes, exprimiendo puntitos de sangre en la viscosa pulpa bucal. La madera es de chocolate, pero duele igual.
En el fondo, suena un grito de enfermera psicótica. “Hay que extirpar… hay que extirpar”.
¿Por qué tenía la boca tan seca? La había tenido abierta demasiado tiempo, diciendo cosas de más en medio de una tormenta de arena. Te doy un consejo: cuando te digan que te calles, hacé caso.
No quiero saber qué carajo me pasa, doctor. Solamente diga si me voy a salvar. Y qué pastilla tengo que tomar. ¡Hey, ustedes!. Vengan y díganme qué es lo que tengo que hacer. Antes de que la arena y las astillas de chocolate nos tapen a todos.
24 de mayo de 2009
Tomate un ácido noventoso
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
Buenísimo el texto, eso de situarlo "in medias res", pero lo del tema ese (que se va muy al carajo), ¿viene al caso porque el accidentado es un hombrecito de una pulgada o qué?
El tema viene al caso por meras cuestiones inspiracionales...
Y pobrecito el hombre de una pulgada. ¡Siempre tan solo!
Y claro...
Y claro...
Siempre te haces mierda en tus escritos.
Hola mujer, pasá por mi blog, fijate en los comentarios, si querés podés tomar la posta de un juego.
Beso
tu talento esta fuera de toda discusion, descubramos entonces que hay detras de la sensibilidad heavy, de la poesia elegante y cruda, de nuestra adorada y lejana PVF !
http://www.bestialmotions.com/revistase/
supongo que ya la habras visto...
saludos petra.
rock
Publicar un comentario