No vale la pena esperarme
Cincuenta pesos (en billetes de diez, siempre). Una marca marrón y alargada en la cara interna del muslo derecho. Algo que-no-sé-muy-bien-qué-es agazapado en algún lugar que-no-sé-muy-bien-donde-está. Dos costillas fisuradas que jamás se recalcificaron. Ojos negros, como los del 70 por ciento de las mujeres de este puto mundo. Eso es todo lo que tengo.
Anoche soñé que caminaba por el lecho seco de un río, buscando una roca que oficiaba de tapón al flujo de agua. Cuando, al fin, la encontraba y la quitaba, me daba cuenta de que del otro lado no había nada de líquido, sólo una caverna de piedra gris en la que se apilaban pedazos de carne sanguinolenta envueltos en plástico transparente.
Me desperté llorando. Hacía mucho que no me pasaba. Esas paredes de piedra eran todo el problema. Porque, justamente, me hicieron dar cuenta de que voy a envejecer en una casa gris. Nunca amarilla, ni beige, ni siquiera blanca. Gris. Con pasto amarillo en el jardín y silencios embarazados de angustia sentados en el pasillo.
Y jamás voy a parir hijos rellenos y rosaditos. Ni tampoco hijos horripilantes o deformes. Mis hijos van a ser perfectamente invisibles y van a sentarse en los bancos de la mitad del aula para hacer exámenes merecedores de sietes. Nunca ochos, ni nueves. Tampoco seis. Sietes.
Y mi muerte sobrevendrá mientras alguien me mira desde un rincón, sentado con las piernas cruzadas. Mientras, poco a poco, voy perdiendo moléculas que caen al suelo con débiles tintineos. Casi como ahora, pero con un ritmo un tanto más acelerado.
¿Ya te dije que no vale la pena esperarme?
26 de junio de 2008
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9 comentarios:
Sí.
Ya me lo dijiste.
Demoledor.
me gusta mucho el lugar.
saludos.
Lather, rinse, repeat...
por qué una madre preferiría la mediocridad para sus hijos? si se sacan un 8 les pegás?
El premio del pelotudo del día va para...
(Y claro que les pegaría...¿cómo se atreven a sacarse mejores notas que yo?)
...vos.
Hay que estar al pedo, caramba...
Y el premio del pelotudo del día lo gané la semana pasada, cuando un colectivo vacío pasó por la parada donde estaba, no me levantó y llegué tarde al trabajo. Y, por reglamento, no se me puede volver a otorgar. Una lástima.
Non bis in idem, como le llaman...
Y yo que pensaba que los principios jurídicos del derecho romano no se aplicaban a los concursos de pelotudos...
Che... qué boludos estos anónimos. Por eso no ponen el nombre. calculo: hay que tener huevos para hacerse cargo de semejante pendejada.
Pero bueno... si es por estar al pedo... creo que gano por lejos...
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