20 de junio de 2009

Sokuon

La cárcel de los alambres de cobre
y el bozal de oferta
conspiran para izarme
al frustrante altar del eco

Es que las treguas son tan vulgares
como el blanco de sus banderas
son tan baratas
como las canastas de cabello trenzado

Y ya no confío en mi amnesia
ni en el temblor de mis manos
volverán a elegir la huida
cuando yo decida quedarme

Mientras el deseo encapsulado
concentrado, latente
doblado setenta veces sobre sí mismo
busca la coordenada exacta

Para comenzar la construcción
de una catástrofe universal
con el mismo material
del que están hechas las renuncias.