Pregúntale a los pintores de veredas de París
Pregúntale al sol sobre un perro dormido
Pregúntale a los 3 chanchitos
Pregúntale al vendedor de diarios
Pregúntale a la música de Donizetti
Pregúntale al peluquero
Pregúntale al asesino
Pregúntale al hombre apoyado contra la pared
Pregúntale al predicador
Pregúntale al fabricante de botiquines
Pregúntale al carterista o al
prestamista o al soplador de botellas
o al vendedor de abono o
al dentista
Pregúntale al revolucionario
Pregúntale al hombre que lanzará la próxima bomba atómica
Pregúntale al hombre que cree ser Cristo
Pregúntale al pájaro que regresa a casa por la noche
Pregúntale a Tom el mirón
Pregúntale al hombre que muere de cáncer
Pregúntale al hombre que necesita un baño
Pregúntale al hombre con una sola pierna
Pregúntale al ciego
Pregúntale al tartamudo
Pregúntale al opiómano
Pregúntale al cirujano tembloroso
Pregúntale a las hojas secas bajo tus pies
Pregúntale a un violador o a un
chofer de tranvías o a un viejo
que saca la maleza de su jardín
Pregúntale a un chupasangre
Pregúntale a un entrenador de pulgas
Pregúntale al tragafuegos
Pregúntale al hombre más miserable que puedas
encontrar en su más
miserable momento
Pregúntale a un profesor de judo
Pregúntale a un domador de elefantes
Pregúntale a un leproso,
a un condenado a cadena perpetua,
a un asmático
Pregúntale a un profesor de historia
Pregúntale al hombre que nunca se limpia las uñas
Pregúntale a un payaso o pregúntale a la primera
cara que veas a la luz del día
Pregúntale a tu padre
Pregúntale a tu hijo y a su hijo por nacer
Pregúntame a mi
Pregúntale a una lamparita quemada en una bolsa de papel
Pregúntale al tentado, al maldito, al tonto, al sabio, al esclavo
Pregúntale a los constructores de templos
Pregúntale a los hombres que nunca tuvieron zapatos
Pregúntale a Jesús
Pregúntale a la luna
Pregúntale a las sombras en el ropero
Pregúntale a la polilla, al monje, al loco
Pregúntale al hombre que dibuja historietas para The New Yorker
Pregúntale a un pez dorado
Pregúntale a un junco en el viento
Pregúntale al mapa de la India
Pregúntale a una cara amable
Pregúntale al hombre escondido debajo de tu cama
Pregúntale al hombre que más odies en este mundo
Pregúntale al hombre que se emborrachaba con Dylan Thomas
Pregúntale al hombre que le ponía los guantes a Jack Sharkey
Pregúntale al hombre de cara triste que toma cafe
Pregúntale al plomero
Pregúntale al hombre que sueña con avestruces cada noche
Pregúntale al boletero de un show de monstruosidades
Pregúntale al falsificador
Pregúntale al hombre que duerme en un callejón envuelto en papel de diario
Pregúntale a los conquistadores de naciones y planetas
Pregúntale al hombre que se cortó el dedo
Pregúntale a una marca de lápiz en la Biblia
Pregúntale a las gotas que caen de una canilla mientras suena el teléfono
Pregúntale al perjuro
Pregúntale a la pintura azul profundo
Pregúntale al paracaidista
Pregúntale al hombre que tiene dolor de panza
Pregúntale al ojo divino que nada tan liso
Pregúntale al muchacho de pantalones cortos en el colegio caro
Pregúntale al hombre que se resbaló en la bañera
Pregúntale al hombre masticado por el tiburón
Pregúntale al que me vendió dos guantes de la misma mano
Pregúntale a éstos y todos aquéllos de los que me olvido
Pregúntale al fuego, al fuego, al fuego
Pregúntale incluso a los mentirosos
Pregúntale a quien se te dé la gana en el momento
que quieras el día que se te antoje
llueva o nieve, mientras sales
de un zaguán amarillo
Pregúntale a éste, pregúntale a aquél
Pregúntale al hombre que tiene una cagada de pájaro en el pelo
Pregúntale al torturador de animales
Pregúntale al hombre que vio muchas corridas de toros en España
Pregúntale a los dueños de Cadillacs nuevos
Pregúntale al famoso
Pregúntale al tímido
Pregúntale al albino y al hombre de estado
Pregúntale a los porteros y a los jugadores de pool
Pregúntale a los falsos
Pregúntale a los asesinos a sueldo
Pregúntale a los calvos y a los gordos y a los altos y a los bajos
Pregúntale a los tuertos, a los que cogen mucho y a los que no
Pregúntale a los hombres que leen todas las editoriales de los diarios
Pregúntale a los hombres que cultivan rosas
Pregúntale a los hombres que casi no sienten dolor
Pregúntale al moribundo
Pregúntale a los jardineros y a los fanáticos del fútbol
Pregúntale a cualquiera de ellos o a todos ellos
Pregunta, pregunta, pregunta, que todos te van a decir:
Una esposa gruñendo en lo alto de una escalera es más de lo que un hombre puede soportar.
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2 comentarios:
Gracias por postear esto...
Después de leer éste, comprendía que amaba a Bukowski. Lo siguiente, fue todo fácil. Gracias por publicarlo.
Me ha encantado poderlo encontrar.
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